Al igual que antes de empezar un entrenamiento debemos de hacer un calentamiento, al acabarlo hay que centrarse en que el cuerpo vuelva a la calma de manera correcta, para así mejorar los procesos de recuperación, evitar lesiones y asimilar mejor el entreno. Hoy os damos unos pequeños trucos sobre cómo acabar un entrenamiento de carrera.
Lo primero y más importante es volver al estado de reposo de manera progresiva. Es decir, no vale eso de acabar una tirada de 10 kilómetros, pararse y sentarse a descansar. Después de haber tenido a nuestro corazón un buen rato latiendo a más revoluciones de lo normal debemos pasar de correr a ritmo normal a ritmo bajo, después andar y al final pararnos. Podemos bajar el ritmo durante 2 minutos, después trotar muy suave otro minuto y acabar andando otro par de minutos antes de pararnos.
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Los estiramientos al final del entrenamiento de carrera también nos van a venir bien para desentumecer los músculos. Nos debemos centrar en isquiotibiales, glúteos, cuádriceps y gemelos. No se trata de hacer una sesión para mejorar la flexibilidad, sino de elongar suavemente esos músculos que llevan un buen rato contrayéndose. En ningún momento debe de aparecer dolor o sensación de molestia cuando realizamos estos estiramientos de vuelta a la calma.
La respiración también podemos trabajarla para volverla a la normalidad. Tras el esfuerzo nuestro sistema cardiovascular tiene una deuda de oxígeno que pagar, por eso la respiración todavía es agitada. Iremos pasando de inspiraciones cortas y menos profundas a inspiraciones largas, profundas y acompasadas con la espiración.
Hay a quien le gusta acabar los entrenamientos con series de abdominales. Si no hemos acabado excesivamente cansados no hay problema, ya que es un grupo muscular muy necesario en los corredores y este puede ser un buen momento para trabajarlo.
En definitiva, se trata de reestablecer la normalidad en el sistema cardiovascular, respiratorio y muscular, de ahí que bajemos el ritmo de carrera de más a menos, hagamos estiramientos suaves y nos centremos en una correcta respiración. No es buena idea, aunque algo muy tentador, tumbarse después del entrenamiento, ya que eso es pasar al cero absoluto y no a un estado intermedio de calma. ¿Y tú, cómo acabas los entrenamientos?