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viernes, 30 de noviembre de 2012

¿Tienes cerebro de gordo?


Por Dr. Salomón Jakubowicz

Yo mismo sufría por tener cerebro de gordo antes de descubrir un buen estilo de vida. Incluso todavía mi cerebro de gordo intenta desviarme del buen camino.

Las personas con sobrepeso no comen más, casi nunca desayunan. Es un error creer que los gordos engordan por comer mucho. El problema es que tienen cerebro de gordo.

Muchos de mis pacientes se levantan en la mañana sin hambre, pero en la tarde es cuando los ataques de ansiedad son terribles. Eso es tener cerebro de gordo.

El desayuno logra prevenir los ataques de ansiedad de la tarde si ocurre menos de una hora después de levantarse. Desayunar dos horas después de despertar no sirve para bajar de peso.

A veces el desayuno sólo es un cafecito o un juguito. Llega el almuerzo y todavía no tienen hambre, pero los ataques de ansiedad son incontrolables en la tarde. Eso es tener Cerebro de Gordo.

El tratamiento para curar el cerebro de gordo es desayunar aun sin hambre hasta estar más que satisfecho. Buscando prevenir con el desayuno tener hambre, ansiedad en la tarde.

Es buena idea desayunar proteínas porque son los alimentos que más producen saciedad (que más quitan el hambre).

A los dichosos que tienen cerebro de flaco se les olvida cenar. ¿Se te ha olvidado cenar alguna vez?

En cambio, los que tienen cerebro de gordo salen de casa sin desayunar con la excusa que no tienen tiempo para desayunar, a mitad de la mañana todavía no tienen hambre y almuerzan también sin hambre, pero en la tarde viene lo difícil: el ataque de ansiedad es tan fuerte que los lleva a comer directo de la nevera mucha comida hasta lograr disminuir la ansiedad. Eso es tener cerebro de gordo.

Un buen desayuno para prevenir los ataques de ansiedad puede ser una arepa con atún, más rebanadas de pavo y un vaso de leche descremada.

A mis pacientes les digo: “Si tienes hambre o ansiedad en la tarde, es que desayunaste poco”.